¿Feeding?   
    ¡No, Gracias! 
    por Miquel Pontes 
    publicado en Revista Aquanet Nº2
    
     
    
      "... y allí estaba el instructor que, con su
      cuchillo, abre algunos erizos para depositarlos sobre una roca. Los peces acuden
      frenéticos a dar cuenta de la comida antes de que se la lleve otro... " 
     
    
     sta frase, o una parecida, es muy probable que la hayamos oído en
    las conversaciones típicas de algunos centros de buceo. No dudamos en ningún caso de las
    buenas intenciones del instructor para con sus alumnos, que relatan emocionados el
    episodio, pero la inconsciencia que demostraban es preocupante.  
    ¿Es posible que esta actitud sea más común de lo que
    la simple anécdota sugiere? ¿Es posible que, hoy en día, un instructor haga uso de
    estas prácticas como demostración de cómo hay que usar el mar? ¿Cuántos buceadores
    así instruidos se dedican a esta actividad a lo largo del año en un mismo punto de
    nuestra costa?  
    Seguro que son muchos, demasiados. Muchos submarinistas
    piensan que es normal dar de comer a los peces y que esto no les reporta ningún mal.
    Estos mismos buceadores, muy probablemente no son conscientes de su impacto en el medio.
    Tampoco deben ser conscientes de la variedad de la fauna marina, pues es muy probable que
    no hayan sabido descubrir la maravilla de la vistosa y colorida fauna pequeña de nuestras
    aguas, si tienen que recurrir al "feeding" para divertirse bajo el agua. 
    Esta práctica, al igual que otras costumbres, no ha
    nacido hoy. Hace ya muchos años, Cousteau tuvo el dudoso honor de inventar el
    "feeding" al alimentar asiduamente a "Jojo, el mero". Incluso en
    nuestro país, allá por los años 60, un conocido pionero del buceo daba también de
    comer a los congrios en los fondos del Maresme.  
    Podíamos leer como los periodistas de la época gastaban
    tinta en favor de la gran victoria que significaba la conversión de los peces en
    "amigos del hombre", este hombre que se empeña, aún hoy, en tener derechos
    sobre todos los otros seres vivos, sin entender, muchas de las veces, el porqué.  
    Hay que decir que la consciencia marina de la época, sin
    embargo, no reprobaba (sino todo lo contrario) este tipo de actuaciones. Claro está que
    el conocimiento que teníamos sobre el mar era muy diferente, y han sido estos personajes
    los que lo han cambiado así que, ante todo, debemos estarles agradecidos. 
    Que el "feeding" es nocivo para los animales
    está más que demostrado. La confianza que ganan con el hombre acaba por sentenciarlos
    antes o después. Algunos de los menús que les preparan los submarinistas, como galletas,
    salchichas de Frankfurt, huevos duros, etc. son probablemente indigestos para los pobres
    animales. El cambio de hábitos alimentarios de algunas "especies objetivo"
    (como el mero) hace que estos animales tengan problemas para obtener su alimento cuando no
    hay submarinistas cerca: de noche o en invierno, por ejemplo. 
    Otro aspecto negativo es el cambio de comportamiento de
    las especies afectadas. El exceso de confianza de algunas especies, que normalmente
    estarían escondidas en su refugio, hace que nos las encontremos dándonos golpecitos en
    el traje o en la botella para que les demos de comer. Otras especies, como las de hábitos
    nocturnos, serán invitadas a la mesa en pleno día, y así una larga serie de
    incongruencias para con la naturaleza. 
    Por suerte comienzan a alzarse voces contra esta
    costumbre y contra la apología que se hace del tema en algunas revistas, libros,
    concursos fotográficos, etc. Incluso algunas veces se ha llegado al punto de que hasta
    publicaciones patrocinadas o realizadas por instituciones públicas, que deberían velar
    por la protección del medio natural, también han caído en este error.  
    ¿FEEDING? ¡NO, GRACIAS! 
    
      
      
      
     
    © Dibujo: Josep Mª Dacosta
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