n Madrid no hay playa, pero como si la hubiera. De 
    forma progresiva la "tribu" de los buceadores se va haciendo más numerosa y 
    se ve, no sólo atraida por el inmenso placer de practicar deporte o por 
    conocer las profundidades del mar, sino también -y quiza esto es lo más 
    importante- por conocer "de verdad y a fondo" este medio y protegerlo.
    
    Así el pasado 29 de marzo, sobre las 7.30 de la 
    mañana, un grupo de buceadores coordinados por dos escuelas, Tsunami Diving 
    School y Ruidera-Bike, se ponen en marcha con dirección las Lagunas de 
    Ruidera. 
    Después de un pequeño viaje, hacia las 10.30 de la 
    mañana todo está preparado en la laguna "La Colgada". Los buzos son 
    recibidos entre risas y bromas mientras un grupo de cormoranes observa 
    impasible la escena. A las 11 de la mañana, con loz buzos ya equipados y en 
    perfecto orden, se les hace un pequeño esquema de como se va a llevar a cabo 
    la limpieza submarina. 
    El plan es bien sencillo, se habra de formar una 
    cadena desde el muro de acceso a la laguna en dirección a los cañaverales y, 
    una vez abajo se ira recorriendo el fondo en dirección a las cascadas de la 
    laguna donde se acumula la mayor cantidad de residuos. Tras la debida sesión 
    fotográfica los buceadores comienzan con el trabajo. La entrada al agua va 
    acompañada de murmullos y alguna que otra cara de contrariedad, ya que la 
    temperatura del agua es de tan sólo 11º. 
    Cada buzo lleva una bolsa o reja donde irá 
    depositando los restos que encuentre y que debera entregar en las canoas que 
    apoyaran desde la superficie. Los primeros frutos no se hacen esperar: 
    bolsas de plastico en descomposición, botellas de agua, cebos, ruedas, cajas 
    de transporte de botellas, una sarten, latas, un colchón, botes variopintos, 
    etc. 
    Tras hora y media de trabajo la totalidad de los 
    buzos esta fuera del agua, las canoas se acercan al embarcadero y es hora de 
    hacer balance: se han recogido más de 40 kilos de residuos de todo tipo.
    
    Al finalizar la jornada se obsequia a los 
    participantes con diversos regalos, sin embargo, queda un sabor agridulce: 
    las ayudas por parte de las instituciones son mínimas, por no decir nulas, 
    los medios son limitados y la concienciación de las personas sigue siendo 
    deficiente. 
    No nos olvidemos que aun queda mucho por hacer, 
    aunque este es un buen comienzo. 
    GRACIAS A TODOS LOS QUE HABEIS 
    COLABORADO CON NOSOTROS