EFECTOS INSOSPECHADOS
DE LA CIVILIZACIÓN
por Miquel Pontes
Marzo 1997
 as ballenas sufren una
vez más de la mano de la civilización y la presión del hombre sobre su entorno.
Esta vez la amenaza se cierne sobre ellas en forma de pájaro. Se ha observado
últimamente que las gaviotas atacan a las ballenas posándose en su lomo y picoteándolas
para alimentarse de la piel y la grasa que las protege.
Últimamente esta amenaza ha alcanzado niveles alarmantes en los lugares de cría de las
ballenas, afectando principalmente a las hembras, que pasan mayor tiempo en superficie
pues en esta época del año ayunan y prefieren ahorrar energías descansando en la
superficie.
Los ataques, que asustan a las ballenas y provocan en ellas un comportamiento aún más
tímido y huidizo, empezaron en los años 80, cuando el progresivo incremento de la
población humana cerca de sus áreas de cría hizo aumentar el número de gaviotas.
La relación entre las gaviotas y el hombre es muy estrecha, pues estas aves encuentran
más comida en los vertederos de las ciudades que en los devastados mares que las rodean.
La culpa es, claro está, de la contaminación de origen humano.
Las nuevas generaciones de gaviotas han aprendido el comportamiento de sus progenitores y
pueden forzar a las ballenas a cambiar sus lugares de cría.
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