El efecto
invernadero también afecta a la presión de aire
Traducido y adaptado por Miquel Pontes
de un artículo aparecido en
Nature
l
calentamiento global está redibujando las isobaras en los mapas de tiempo.
Los investigadores han descubierto que los cambios en la presión de aire en
los últimos 50 años llevan la huella del hombre.
Éste parece ser el primer informe hecho
público sobre el efecto del hombre en los barómetros, en vez del
archiconocido efecto sobre los termómetros. La mayoría de los científicos
coinciden en que la temperatura media del planeta ha aumentado más de lo
normal en el último siglo por culpa del efecto invernadero, consecuencia de
los de los gases generados por la actividad humana. Nathan Gillett y sus
colegas de la Universidad de Victoria (Canadá), han demostrado que existe
también un cierto efecto invernadero referente a la presión del aire.
Los cambios en la presión de aire pueden
tener un efecto importante sobre el clima. La presión del aire modifica la
circulación atmosférica, y por tanto influye en la distribución de la
humedad. Estos cambios en la circulación atmosférica pueden alterar las
precipitaciones, la temperatura, los vientos y probabilidad de tormentas.
Por ejemplo, los cambios en un patrón de
circulación de aire denominado "oscilación de Atlántico Norte" están
implicados en los recientes aumentos de precipitaciones sobre Escocia, la
sequía en España, y descenso en el número de heladas en Francia. Estas
tendencias, y su impacto sobre el clima, podrían ser mucho más importantes
de lo que nos pensamos.
Los investigadores han determinado que las
simulaciones del clima por ordenador han subestimado la importancia de los
cambios en la presión de aire. Estudiaron los registros de la presión
atmosférica en el nivel del mar desde 1948, empleando para ello tres
conjuntos independientes de medidas, y descubrieron que todo encajaba.
La presión atmosférica media ha aumentado
en las últimas cinco décadas en la zona subtropical del Atlántico Norte, en
el sur de Europa y en el norte de África. En otras regiones, en cambio, como
en los Polos y en el Pacífico Norte, la presión atmosférica media ha bajado.
"Estas tendencias harán que los inviernos
sean cada vez más suaves, con más precipitaciones y más ventosos en el norte
de Europa", dice Gillett. "Los inviernos en gran parte del Canadá y de los
EEUU serán más suaves, pero en cambio el sur de Europa será más seco, y la
península del Labrador y Groenlandia tendrán inviernos más fríos".
Estos cambios no prueban, por sí mismos,
que las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero sean las
culpables del aumento de presión y sus consecuencias. Dichos cambios podrían
ser causados por variaciones naturales del clima de la tierra.
Para discernir si las actividades humanas
eran la causa de estas variaciones, el equipo de Gillett comparó sus
observaciones con cuatro modelos del clima global hechos por ordenador. Para
cada modelo, simularon ciertos cambios en las concentraciones de gases
invernadero y las cantidades de polvo (formado a partir de ciertos gases
sulfurosos) en suspensión en la atmósfera (el polvo altera clima al
dispersar la luz del Sol e influenciando la formación de nubes).
Las predicciones de los modelos de cambio
de presión atmosférica coincidieron con los del mundo real, siempre que se
contase con las emisiones de gases invernadero de origen humano. Sin tener
en cuenta estas emisiones, los mapas no coincidían.
Los modelos por ordenador y las medidas
reales demostraron el mismo patrón de cambios, aunque los modelos
subestimaron su importancia...
Para más información, consultar el artículo
original en
Nature
©
Texto original: Nathan Gillet y colaboradores
© Traducción y
adaptación: Miquel Pontes |