ARA LIBERTAD:
La Magia de las Velas
por Cristina
Cioffi
a navegación a vela no es una técnica,
sino un arte.
Hacen falta muchos años de vida en el mar para comprender los caprichos de
esta gran masa de agua.
Tampoco es fácil conocer los vientos... suaves o irritados, variables a
menudo; hay que ser muy observador para saber aprovechar al máximo las más débiles
ráfagas que nos propulsen en nuestra derrota.
La navegación a vela en barcos de pequeño
tamaño ya es una actividad complicada, pero imaginemos como debe ser en un
gran barco de casi 30 velas. ¿Es posible que alguien sepa cómo y cuándo
desplegar las velas, y qué orientación darles? no es una técnica, sino
todo un arte.
La fragata ARA Libertad, buque escuela de la
Armada Argentina
Hace ya mucho tiempo que se dejaron de ver
en nuestros mares los grandes veleros. Algunos cubrían las principales rutas marítimas
comerciales, otros fueron el principal medio de transporte de las grandes
migraciones de antaño, y otros participaron en una de tantas batallas
navales, muchas de las cuales aún son recordadas hoy en día.
Pero no todos los grandes navíos a vela han
desaparecido. Algunos países mantienen aún estos bellos barcos
en activo. La República Argentina emplea uno de los mayores veleros que
siguen surcando los mares, como buque escuela para los cadetes aspirantes a
oficiales de su Armada.
¡ Misión
cumplida !
Estos intrépidos jóvenes de la foto componen la nueva
promoción de cadetes de la Fragata ARA Libertad. Son 51 cadetes que reciben el nombre de gavieros y que trabajan
divididos en varios grupos, uno por cada palo del navío. Cada grupo responde
como una sola persona a las indicaciones del silbato, un silbato que
coordina su trabajo en las alturas y que incluso los "reta" si se distraen.
Es impresionante el desparpajo
con que los cadetes se mueven entre las velas, con esa facilidad y naturalidad
que emplean, no solo en
subir, sino en mantenerse arriba mientras realizan su duro trabajo, ya sea con sol
o con lluvia, con viento o en plena tempestad.
Cazando velas...
Los equipos de los diferentes
palos tienen curiosos nombres: Ratones, Tigres, Tortugas o Cuervos y se
mantienen en constante competición, como denotan claramente sus logotipos:
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Pese a esta competitividad a
bordo, a la hora de desembarcar todos son amigos y beben juntos. Los
gavieros son jóvenes llenos de vida que, por una vela desplegada, arriesgan su
vida. Pero así aprenden lo que es el mar, un "ser vivo" al que no hay que
temer pero que nunca hay que dejar de respetar, y al que probablemente
dedicarán el resto de sus vidas profesionales.
Su arriesgado trabajo a 50 metros de altura...
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Texto: Cristina Cioffi y Miquel Pontes
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Fotos: Cristina Cioffi y Patricio Saavedra |