BALLENAS Y
GAVIOTAS
por Sònia Cervià (El
Raspinell)
y Miquel Pontes

asta
hace poco tiempo relacionábamos idílicamente las gaviotas con el mar.
Hoy en día, las gaviotas son más abundantes en los vertederos cercanos a
los grandes núcleos de población que en las orillas de nuestros mares.
Estos bellos pájaros, que hasta hace pocos años
se alimentaban casi exclusivamente de pequeños crustáceos y peces que
capturaban en el mar, descubrieron la gran cantidad de productos
alimenticios aprovechables que había en los vertederos de las ciudades.
Esta abundancia de alimento ha provocado un vertiginoso incremento de la
población de gaviotas en estos lugares, a veces situados centenares de
kilómetros tierra adentro.
En Península Valdés, en la Patagonia argentina,
vive una de las mayores poblaciones de ballenas francas del mundo, que se
estima en unos 2.500 ejemplares. Los habitantes de esta parte de la
"Tierra del Viento" denuncian desde hace algunos años un
fenómeno, poco conocido, que amenaza la permanencia de estos magníficos
cetáceos en la zona.

Gaviotas molestando a una ballena
Foto: Sònia Cervià - 2000
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Se ha observado que las gaviotas se alimentan
picoteando las heridas que las ballenas presentan en el lomo y en la cola.
Estas aves aprovechan los momentos en que las ballenas están descansando
en la superficie y les arrancan pedazos de piel y grasa. Estos ataques se
repiten con pocos minutos de margen y en ellos participan muchas gaviotas.
Aún se está estudiando si son las gaviotas o no las que producen las
mencionadas heridas, aunque queda claro que no colaboran precisamente a su
curación.
Los ataques son especialmente preocupantes cuando
las víctimas son hembras de ballena con ballenatos a su cargo puesto que,
como ayunan casi completamente en la época de cría, deberían mantenerse
tranquilas para no gastar inútilmente sus reservas de energía.
Por la forma de reaccionar de las ballenas, cabe
pensar que éstas puedan alejarse de su área de cría en Península
Valdés, un espacio declarado Patrimonio de la Humanidad y que,
lamentablemente, es el único lugar del mundo en el que se ha comprobado
este problema tan alarmante.

Gaviotas molestando a una ballena
Foto: Sònia Cervià - 2000
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Los estudios realizados revelan que, entre 1979 y
1994, se incrementó 2,8 veces el número de gaviotas de la zona mientras
que los ataques a las ballenas se han incrementado 4,8 veces en el mismo
periodo, lo que indica que, o bien existe una mayor concentración de
gaviotas que atacan a las ballenas, o bien que las gaviotas atacan más a
menudo.
Otro estudio demuestra que aunque las gaviotas
adultas prefieren alimentarse de mejillones, las jóvenes escogen
alimentarse de trozos de piel de ballena para evitar la competencia con
sus congéneres. Más tarde siguen manteniendo esta preferencia cuando
llegan a adultas.
Una vez más el comportamiento humano está
provocando profundos cambios en la Naturaleza. En este caso concreto,
nuestros desechos pueden obligar a cambiar el lugar de cría de uno de los
mayores mamíferos marinos de la Tierra. Nuestra obligación sería buscar
un medio para controlar la población de gaviotas y al mismo tiempo
encontrar un sistema más limpio y rentable de recogida y almacenamiento
de residuos urbanos.

Este artículo está basado en los
estudios de Roger Payne publicados en
Piramides.com con el
titulo: Roger Payne, 30 años continuos en Península Valdés
Derechos de utilización
del material de Roger Payne cedidos por


© Texto y Fotos:
Sònia Cervià (El
Raspinell) y Miquel Pontes
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