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¿No nos hemos preguntado nunca por qué sigue vivo un hecho acaecido hace ya más de 80 años? Los grandes barcos siempre han fascinado al público, y un hundimiento no deja de atraer el interés de la gente, debido a la magnitud del siniestro y a los miles de pequeñas tragedias que el mar acalla con sus todopoderosas aguas, pero que a veces nos llegan gracias a los supervivientes, cuando los hay. EL TITANICEl Titanic, buque insignia de la compañía White Star Line, se hundió el 15 de Abril de 1912 frente a la costa de Terranova. Se llevó consigo las vidas de 1.500 personas. En aquella noche, las clases sociales no sirvieron para decidir quién había de morir y quién no. Ser rico o ser pobre no tuvo nada que ver en la multitud de escenas de heroísmo (y de cobardía, por qué no decirlo) que se observaron en aquel infortunado navío.
El hundimiento del Titanic es una gran historia, humana y llena de controversia, sobre la que se ha hablado mucho y escrito más. Hace poco volvió a la actualidad debido al fallido intento de rescate de una sección del pecio, que yace sumergido en las profundidades del Océano Atlántico. También se ha comercializado alguna película de cine con motivo del desastre. El naufragio del Titanic tal vez fue
provocado por la excesiva confianza en las posibilidades reales de un buque, el más
rápido, grande, moderno y lujoso de la época. El desastre, que acabó con este orgulloso
producto de la tecnología de principios de siglo, tiene un cierto paralelismo con la
explosión, en Enero de 1986, de la lanzadera espacial Challenger, la cual era a su vez la
mayor y más compleja nave espacial jamás construida. Medía cerca de 300 metros de eslora y unos 30 de manga. Desplazaba 46.328 toneladas. Era propulsado por dos hélices gemelas de más de siete metros de diámetro y otra hélice, en posición central, que medía más de cinco metros. Tenía 29 calderas que alimentaban a dos
motores de vapor de 30.000 HP y a una turbina de 16.000 HP. Combinados, propulsaban el
navío a una velocidad de unos 22 nudos.
Los precios de los billetes variaban ostensiblemente, desde las 870 libras
esterlinas para un billete en primera clase, hasta las dos libras esterlinas para un
billete en tercera clase. Por supuesto, la mayoría de pasajeros viajaban en tercera
clase. Partieron de Southampton (Inglaterra) hacia Nueva York, haciendo breves paradas en Cherburgo (Francia) y en Queenstown (Irlanda), antes de abrirse paso hacia el océano, en un intento de batir el récord de tiempo empleado hasta la fecha en cruzar el Atlántico. A las 11:40 de la noche del 14 de Abril, a una velocidad de 22,5 nudos, el Titanic chocó contra un iceberg por el costado de estribor, demostrando una vez más la inferioridad última del hombre respecto de la Naturaleza: Se suponía que los icebergs no llegaban a latitudes tan bajas. El gran choque alarmó a bastantes miembros de la tripulación así como a algunos pasajeros que estaban en sus camarotes. Los pasajeros no se despertaron tanto por el ruido del impacto como por el ruido, y la visión, del agua helada precipitándose al interior del casco. El Titanic tenía botes salvavidas para 1.178 personas, pero solo los abordaron 705, principalmente mujeres y niños, aunque algunos hombres, tras haber saltado al agua desde las cubiertas, también subieron a los botes, salvando de este modo la vida. "Las mujeres y los niños primero !" fue la frase que caracterizó aquella noche, si bien muchas mujeres se quedaron a bordo del navío para no separarse de sus maridos, prefiriendo morir juntos. Media hora después del choque emitía el Titanic su primera llamada de socorro, que fue recibida por, al menos, cinco barcos. En menos de tres horas desde el choque, a las 2:20 del 15 de Abril, el Titanic se hundía con 1522 personas a bordo, entre pasajeros y tripulación, a casi 25 kilómetros de la posición transmitida en el momento del choque. Uno de los mitos sobre el Titanic habla de que la orquesta del barco estuvo tocando todo el tiempo. Parece ser que al principio, sobre las 00:15, se instalaron en la entrada del salón de Primera Clase, pero acabaron tocando en la cubierta de los botes salvavidas. Se supone que colaboraron a elevar los ánimos de los pasajeros en aquellos amargos momentos, con canciones animadas y populares. Se recuerda aún como el vapor Californian,
a una distancia de tan sólo unas millas, ignoró los cohetes de socorro y los mensajes
del malherido Titanic. Más tarde, al amanecer, el transatlántico Carpathia llegó, a
todo vapor, al lugar de la tragedia para recoger a los supervivientes que quedaban. El
Carpathia pudo salvar a mucha gente, pero ¿cuántos murieron esperando? Localizaron el Titanic el 1 de Septiembre de 1985 bajo 3.810 metros de agua, a unos 531 km. de la costa de Newfoundland, Canadá. Para llegar al pecio se sirvieron del pequeño submarino DSV Alvin, especialmente diseñado para soportar la inmensa presión reinante a 4.000 metros de profundidad, unos 400 Kg/cm2.
En nada se parece la expedición científica del Dr.Ballard con la que tuvo lugar hace unos meses, patrocinada por el empresario, ex-vendedor de coches BMW, George Tulloch. La compañía RMS Titanic Inc., que adquirió hace poco todos los derechos sobre el naufragio y que preside el señor Tulloch, envió una serie de invitaciones a personas relevantes de Estados Unidos para que participasen en un momento histórico: el reflotamiento de una porción del casco del Titanic. Consiguieron vender 1.600 pasajes para asistir al acto, en vivo y en directo. Se llegaron a pagar casi 900.000 pesetas por una plaza en uno de los dos lujosos transatlánticos, el "Island Breeze" y el "Royal Majesty", desplazados expresamente al lugar de los hechos. En este crucero se ofrecía el mismo menú que en el Titanic, así como la posibilidad de compartir la mesa con personajes famosos. Para elevar el gran trozo del casco (de un tamaño de 7 por 6 metros y un peso de 15 toneladas) se emplearon tres grandes globos elevadores, llenos de gasoil (que al ser líquido no es comprimible) para evitar que, al ascender, el contenido del globo se expandiera 400 veces el volumen ocupado en el fondo, cosa que pasaría si estos globos estuvieran llenos de gas, concepto éste familiar a todos los submarinistas. Deberían haber sido cuatro globos, pero uno se perdió antes de comenzar la operación. Estos globos, que podían elevar hasta 3.500 Kg cada uno, se lastraron con 25 toneladas de cadenas y se dejaron caer al fondo. Con el submarino de profundidad Nautile, similar al Alvin, y que también dispone de brazos a control remoto, ataron unos cables entre los globos y los ojos de buey del trozo de casco a elevar. Un mecanismo acústico desprendía las cadena de lastre de los globos y permitía al trozo de casco elevarse hasta la superficie. Pero uno de los sistemas acústicos fallo, por lo que el trozo de casco quedó flotando a 165 metros del fondo, a donde volvió finalmente. La operación resultó un completo fracaso. Parece ser que el Titanic se resiste a perder su integridad. Si la operación hubiera resultado, una vez en superficie el trozo del casco, unos buceadores le habrían añadido otros globos elevadores más pequeños que lo mantendrían flotando, para entonces ser remolcado hasta tierra firme. Los arqueólogos de todo el mundo se oponen a las actividades de Tulloch, que es el único que las califica de científicas. De todas maneras, lo que nadie discute es que el hecho de recuperar los restos del naufragio, aún los más pequeños, constituye en si un gran reto tecnológico, teniendo en cuenta la inmensa presión reinante en aquellas profundidades. Ya en 1987, Tulloch organizó una expedición que permitió recuperar más de 4.000 objetos del Titanic. Aunque los tribunales dejaron bien claro que dichos objetos no podían ponerse a la venta, Tulloch consiguió obtener beneficios económicos, organizando una exposición en el Museo Marítimo de Greenwich, que fue visitada por 700.000 personas. Además puso a la venta lo que no eran exactamente objetos, como pedazos de carbón o el listado de pasajeros del barco. En cuanto al estado de los objetos a dichas profundidades, suele ser bueno, ya que el agua, a 4.000 metros de profundidad, suele ser tranquila, y la sedimentación de las partículas en suspensión, lenta. La baja temperatura (alrededor de 4 grados) ayuda a la conservación, pues la proporción de las reacciones químicas se reduce a la mitad cuando la temperatura baja 5 grados. Si el objeto no es hueco y lleno de aire, se conserva bien, pues no sufre los efectos de la enorme presión, que llegaría a deformar e incluso a romper cualquier objeto hueco o vacío en el que no pudiera entrar el agua. En cuanto al estado de la madera que conformaba gran parte de la decoración del pecio, ésta sí ha resultado destruida, víctima de los taladros marinos, unos organismos que atacan y devoran la madera, a menos que esté cubierta de barro y carente, por tanto, de oxígeno, ya no muy abundante a esas profundidades. Los objetos de vidrio, la mayoría de los metales y las cerámicas recuperadas hasta la fecha se hallan en buen estado. ¿ PUDO EVITARSE LA CATÁSTROFE ?
Estudios
efectuados a partir de las imágenes submarinas demuestran que el impacto del iceberg no
cortó las planchas de acero del costado del Titanic, sino que simplemente arrancó los
remaches que unían dichas planchas, las cuales, al separarse, provocaron la entrada
masiva de agua en un navío que, supuestamente, era insumergible.
Los
lectores intrépidos que deseen ampliar la información sobre el tema, pueden recurrir a
Internet, en donde hallarán una cantidad de información inimaginable, desde libros sobre
el tema hasta música inspirada en el desastre. También hallarán las cosas más
insólitas, como los menús de primera clase o las listas de pasajeros. También abundan
los mapas de la zona del desastre. Por otra parte, la bibliografía existente es extensa, no solo a nivel de material impreso, sino películas, vídeos y documentales de todo tipo. Podemos ver algunas imágenes más relacionadas con la tragedia: Para los amantes del cine, he aquí la filmografía existente sobre el tema: Espero animar así a algunos le ctores a investigar sobre los temas marinos. Son, de por sí, apasionantes.
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