as algas pardas, con sus más de 1.500 especies,
son casi exclusivamente marinas. Constituyen las algas más complejas en desarrollo
morfológico y anatómico.
En el interior de sus células llevan varios
pigmentos que les permiten realizar la fotosíntesis, desde la clorofila hasta la
fucoxantina, una xantofila que es la responsable del color de estas algas, al enmascarar
los otros pigmentos. Algunas especies presentan incrustaciones de carbonato cálcico más
o menos evolucionadas.
Todas las algas pardas tienen células
reproductoras móviles (biflageladas) en algún momento de su desarrollo.
Las especies más sencillas suelen tener aspecto
filamentoso y ramificado, mientras que las más evolucionadas presentan estructuras más
complejas como talos laminares (hojas) que presentan ramificaciones para adherirse al
substrato. No hay que confundir estas estructuras como raíces, al no cumplir la función
que conocemos en las verdaderas plantas.
Son especies bentónicas (ligadas al fondo) en su
gran mayoría (hay algunas especies libres) y se desarrollan en aguas templadas y frías.
Pueden vivir fijadas al fondo o a otras algas. Suelen presentar un ciclo evolutivo anual,
y aunque hay especies perennes, su aspecto físico también sigue el ciclo.
En el Mediterráneo se constituyen en la
vegetación principal de los fondos marinos rocosos, donde pueden formar densos cinturones
algales que sirven de refugio y hogar para muchas otras especies marinas.
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