Se estima que el 90%
de los arrecifes de coral de la zona están muriéndose, si no están ya muertos. La mala
gestión del agua dulce, una población que se ha cuadruplicado desde 1930, el sedimento y
los más de 3 millones de turistas que pasan por aquí anualmente están contribuyendo a
este hecho. A los arrecifes
también los ataca la polución proveniente de los barcos, los resíduos agrícolas, las
cloacas de los centros de población, y los resíduos orgánicos que fluyen hacia el mar
por la miriada de canales artificiales que hay en Florida. La pesca deportiva es la
actividad turística principal de la zona, y la pesca industrial es la cuarta actividad
más importante, y ambas tienen un gran impacto sobre el arrecife.
Curiosamente, las mejores investigaciones
sobre coral vienen de la Universidad de Georgia, cuyos científicos han diagnosticado un
incremento de un 276% en las enfermedades de los corales por hongos y otros organismos en
el año pasado. Mientras tanto, el equipo de investigación de la Universidad de Miami se
ha dedicado a encallar sus barcos de investigación en los arrecifes, como el académico
Joe Hazelwood que en Noviembre de 1997 se avino a pagar un total de 3,7 millones de
dólares para ayudar a restaurar el arrecife de Looe Key, dañado en 1994 cuando el barco
de la universidad encalló allí.
Un barco de investigación es poca cosa
comparada con los grandes barcos que han encallado en los arrecifes del condado Broward en
los últimos años, incluyendo un carguero de 170 metros de eslora en 1994, otro carguero
que fue a encallar a la costa durante una tormenta en Febrero de 1998, un barco panameño
de 120 metros de eslora que fue a parar también a la costa un mes más tarde, e
increíblemente, un submarino nuclear de 120 metros de eslora, el U.S.S. Memphis,
en Febrero de 1993.
Incluso los barcos pequeños causan un
daño desmesurado: en Enero de 1998 un barco de pesca comercial de 16 metros de eslora
encalló en el Rock Key National Marine Sanctuary, dejando un "rastro de
destrucción" en una zona de coral protegido como es el cuerno de alce, el coral de
fuego y el asta de ciervo.
Los conservacionistas de Florida tienen
problemas a manos llenas, pero están ganando algunas batallas. A finales de 1997, El juez
de distrito Joan Lenard multó a dos compañias, Ulysses Cruises Inc. y Seaway Maritime
Co. con un total de medio millón de dólares por efectuar vertidos de petroleo y
plásticos cerca de los cayos de Florida y Puerto Rico. El importe de las multas pagadas
por Ulysses irán a la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) para iniciar
la restauración de los arrecifes de coral y de otra vida marina.
En los Cayos, una ordenanza de reciente
aplicación prohíbe el empleo de detergentes con fosfatos, con lo que se espera una
reducción a la mitad de la polución por fosfatos proveniente de las alcantarillas, la
cual es la responsable de poner en peligro el coral por culpa de los "blooms" de
algas que aprovechan estos fosfatos.
Los operadores de buceo de Key West y los
conservacionistas colaboran en las limpiezas periódicas promovidas en el proyecto
Adopt-A-Reef que han extraído toneladas de basura desde 1994, y el equipo del proyecto
OCEAN de la NOAA pone a disposición voluntarios para educar a los turistas buceadores y
reducir así el impacto de estos en los arrecifes.
Por supuesto, siempre hay lugar para
establecer reservas marinas protegidas, y no son solo las zonas de aguas someras las que
requieren protección: en Febrero de 1998 el South Atlantic Fishery Management Council
dijo que solicitaría al National Marine Fisheries Service la extensión de la protección
al Oculina Bank, un raro arrecife de coral de aguas profundas frente al Indian River cuyos
corales han sido dañados por los arrastreros que pescan langostinos y moluscos.
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