El desarrollo costero
promovido por el turismo ha aniquilado los manglares y los arrecifes de coral de las
costas mexicanas del Atlántico y del Pacífico. Estos arrecifes están amenazados también por la pesca submarina, la
sobrepesca, la sedimentación procedente de la deforestación y de las granjas, que
generalmente contiene fertilizantes y herbicidas.
Ahora se ha manifestado otro enemigo, una
enfermedad que puede extenderse varios centímetros diarios a lo largo de un bloque de
coral en un día.
Por lo menos el gobierno está al tanto
de los problemas: En Junio de 1997, México se unió a Belize, Guatemala y Honduras en un
pacto para proteger los masivos arrecifes de coral que cada país posee en la costa del
Pacífico.
En Marzo de 1998, el Fiscal General de
Mexico multó a la Norwegian Cruise Lines con una multa de 35,000 dólares más daños y
perjuicios por destrozar, en 1997, una sección de 1.500 metros cuadrados del Gran
Arrecife Maya, el segundo arrecife más largo del mundo, delante de la costa de Yucatán.
Para paliar el problema de los vertidos
de resíduos orgánicos al mar se han estado ensayando sistemas de baja tecnología cerca
de Cancún. Se emplea grava, la fuerza de la gravedad, microbios y plantas para convertir
los residuos en inofensivo abono para las plantas, eliminando casi el 100% de las
bacterias E.coli y el 80% de los otros nutrientes dañinos que de otra manera
ayudarían a envenenar el coral y a favorecer la explosión de las algas, enemigas del
coral.
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